| Sólo Tú Sólo tú le das brillo y amor a mi corazón. Sólo tú me miras con tanta pureza y belleza interior. Sólo tú llenas de alegría a mi alma. Sólo tú conoces mis secretos, deseos y anhelos. Sólo tú me transmites calor con tus manos. Sólo tú me das fuerzas para seguir viviendo. Sólo tú me hablas con tanta dulzura. Sólo tú me escuchas con tanta paciencia. Sólo tú me acaricias con tanta delicadeza. Sólo tú me besas con tanta ternura. Sólo tú me comprendes con tanta sutileza. Sólo tú haces que me sienta el ser más feliz del universo. Sólo tú me das tanta seguridad en mí misma. Sólo tú me calmas y tranquilizas cuando estoy mal. Sólo tú eres el que puede entrar en mi corazón y en mi ser. Sólo tú me abrigas cuando tengo frío. Sólo tú eres y serás el dueño de mi corazón. Sólo tú eres mi sueño hecho realidad. Sólo tú eres y serás el que me ama y me amará siempre. Sólo tú eres al que amo y amaré eternamente! anonimo
Verdades No me preguntes si te amo, porque esa pregunta me ofende, si pudiera colocar moneda sobre moneda para hacer una torre de todo lo que siento, créeme llegaría hasta el cielo.
Te amo mujer, amo tu historia, amo tu vida, y amo tu paz, me gusta verte estornudar, tu manía de tocarte el cabello, tu nerviosismo cuando beso tu cuello.
A pesar de que estés lejos, lo que siento aquí dentro crece y crece, que a veces me asusta el pensar dónde voy a poner tanto amor cuando ya no me quepa en el pecho.
No importa que te mudes a otra galaxia, tú siempre estás aquí, y sobra decir que yo vivo en un mundo dentro de ti.
Porque por más lejos que estés, por más preguntas que hagas, no importa el lugar donde estés, donde tú vives es aquí... en mi corazón. anonimo
Amor Eterno Podrá nublarse el sol eternamente; Podrá secarse en un instante el mar; Podrá romperse el eje de la tierra Como un débil cristal. ¡Todo sucederá! Podrá la muerte cubrirme con su fúnebre crespón; pero jamás en mí podrá apagarse la llama de tu amor
Gustavo Adolfo Bécquer
Amor, Amor Amor, amor, un hábito vestí el cual de vuestro paño fue cortado; al vestir ancho fue, más apretado y estrecho cuando estuvo sobre mí.
Después acá de lo que consentí, tal arrepentimiento me ha tomado, que pruebo alguna vez, de congojado, a romper esto en que yo me metí.
Mas ¿quién podrá de este hábito librarse, teniendo tan contraria su natura, que con él ha venido a conformarse?
Si alguna parte queda por ventura de mi razón, por mí no osa mostrarse; que en tal contradicción no está segura.
Gracilaso de la Vega
El día que me quieras El día que me quieras tendrá más luz que junio; La noche que me quieras será de plenilunio, con notas de Beethoven vibrando en cada rayo sus inefables cosas, y habrá juntas más rosas que en todo el mes de mayo.
Las fuentes cristalinas irán por las laderas saltando cristalinas el día que me quieras.
El día que me quieras, los sotos escondidos resonarán arpegios nunca jamás oídos. Éxtasis de tus ojos, todas las primaveras que hubo y habrá en el mundo serán cuando me quieras.
Cogidas de la mano cual rubias hermanitas, luciendo golas cándidas, irán las margaritas por los montes y praderas, delante de tus pasos, el día que me quieras... y si deshojas una, te dirá su inocente postrer pétalo blanco : ¡Apasionadamente! Al reventar el alba del día que me quieras, y en el estanque, nido de gérmenes ignotos, florecerán las místicas corolas de los lotos.
El día que me quieras será cada celaje ala maravillosa, cada arrebol miraje de "Las Mil y una Noches", cada brisa un cantar, cada árbol una lira, cada monte un altar.
El día que me quieras, para nosotros dos cabrá en un solo beso la beatitud de Dios.
Amado Nervo
Hora tras hora, dia tras dia Hora tras hora, día tras día, entre el cielo y la tierra que quedan eternos vigías, como torrente que se despeña pasa la vida.
Devolvedle a la flor su perfume después de marchita; de las ondas que besan la playa y que una tras otra besándola expiran recoged los rumores, las quejas, y en planchas de bronce grabad su armonía.
Tiempos que fueron, llantos y risas, negros tormentos, dulces mentiras, ¡ay!, ¿en dónde su rastro dejaron, en dónde, alma mía?.
Rosalía de Castro
Amor mas poderoso que la muerte Conde Niño, por amores es niño y pasó la mar; va a dar agua a su caballo la mañana de San Juan.
Mientras el caballo bebe, él canta dulce cantar; todas las aves del cielo se paraban a escuchar.
Caminante que camina olvida su caminar navegante que navega, la nave vuelve hacia allá.
La reina estaba labrando, la hija durmiendo está: -Levantaos, Albaniña, de vuestro dulce folgar,
sentiréis cantar hermoso la sirenita del mar. -No es la sirenita madre, la de tan bello cantar,
sino es el Conde Niño, que por mí quiere finar. ¡Quién le pudiese valer es su tan triste penar!
-Si por tus amores pena, Oh, malhaya su cantar!, y porque nunca los goce, yo le mandaré a matar.
-¡Si le manda a matar madre, juntos nos han de enterrar!- El murió a la medianoche, ella a los gallos cantar;
a ella como hija de reyes, la entierran en el altar; a él, como hijo de condes, unos pasos más atrás.
De ella nació un rosal blanco, dél nació un espino albar; crece el uno, crece el otro, los dos se van a juntar;
las ramitas que se alcanzan, fuertes abrazos se dan, y las que no se alcanzaban, no dejan de suspirar.
La reina llena de envidia, ambos los mandó a cortar; el galán que los cortaba no cesaba de llorar.
De ella naciera una garza, dél un fuerte gavilán; juntos vuelan por el cielo. juntos vuelan par a par.
Anónimo
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