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| Nápoles
Bella como una fábula de oro, Ciudad solar, Contrada encantada, Donde una dulce e invisible hada realiza su magia entre una palma y el laurel.
La dulce hada esconde al mortal, encerrado en el misterio, su divino rostro; Pero derrama tanta sonrisas en el aire de ligero y ardiente fulgor celestial.
Todas las laderas verdes se alegran a lo largo del gran arco del bendito golfo; todo brilla, se conmueve, se quema, El azul espejo del mar feliz.
Solo allí, hay un malvado gigante que tiembla y resopla con rabioso tormento; pero sus vahos, llevados por el viento, se pierden en el cielo como una nube errante.
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