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| tus labios mi nuca y siento tu aliento en mi cuello no creas que lo quiere y que te induce perder el aplomo y el control el botón se sale del agujero y desliza tu mano por el escote no hay duda que me seducirá ahora tu forma de hacer y colapso.
En mis labios pones tu sonrisa me abrazas lo suficientemente fuerte como para herir mi cuerpo esta empapado en tu calor lágrimas de sal en mis mejillas. Un dulce dolor invade mi rostro de lo que hay a mi alrededor nada más yo.
De seis a siete ...
Seis a siete y ocho a nueve pasan las horas y afuera llueve Estoy acostado aquí en mi sofá Te espero y tu mano se desliza lentamente
que presa del juego de las tentaciones mueve el obstáculo de los pantalones y encuentra un trozo de encaje negro escudo ligero de defensa débil.
La presa mojada agarra la mano la lucha sera larga sera dura ahora ha pasado casi una hora pero no está cansada, todavía lo quiere. La llave en la cerradura gira entras me ves y un pensamiento te atrae
Del agua emerjo
Casi una afrodita emerge del agua y en la arena caliente me acuesto las gotas saladas corren impunes a su refrigerio ya me rindo, tu lengua los encuentra asustada, pero están indefensos y ya no los defiendo del hueco de los muslos ya tragado salen y apagan la estaca y yo enciendo. Persigue la sal y encuentra mi placer que chilla como arena entre tus dientes la sed no cesa en medio de las zarzas pero puedes apagarlo entre los resortes. Y brotan corrientes frescas y nuevas que calmen tu ardor entre las corrientes.
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